jueves, 20 de marzo de 2008

Tomado del mensaje que me llegó de Panamá Profundo.

“Diablos rojos” y otros demonios"

En la Biblia , el diablo y demonios representan la opresión, el mal y la muerte del pueblo. En Panamá, la muerte anda en “diablos rojos”. La responsabilidad no es solamente de los maleantes y asesinos que controlan las calles y avenidas desde hace mucho tiempo en Panamá. Las autoridades son las primeras y principales responsables del caos y la maleantería que sufrimos todos los panameños. La maleantería, de manera especial, se ensaña con el pueblo que no tienen otra alternativa que subirse a la “ruleta de la muerte” en que han convertido el transporte público en Panamá.

¿Quién dijo que a las autoridades le interesa lo que pasa con la población panameña? Ni el presidente, ni los ministros, ni el director de la “autoridad” de tránsito y transporte terrestre utilizan los “diablos rojos”. Son los hijos del pueblo -no los hijos de las autoridades- los que están poniendo la cuota de sangre en cada regata. Según ha contado una de las pasajeras heridas en la regata de la madrugada del sábado, uno de los “diablos rojos” hizo cinco minutos, desde el Rey en Calle 50, hasta la Kinner en la carretera Transistmica.

La caravana de la muerte continúa con la tolerancia de las autoridades. Los dos panameños asesinados el pasado sábado en la regata de los “diablos rojos” se unen a los 18 calcinados el 23 de octubre en La Cresta y a los cientos de panameños víctimas del caos y el desorden que impera en el transporte.

Los “diablos rojos”, bautizados sabiamente así por el pueblo, representan el rostro visible del desastre mayor que existente en el transporte. Los “pavos”, las troneras, el “no voy” de los taxistas y las constantes -diurnas, nocturnas y matutinas- regatas de la muerte, son muestra del control absoluto que tienen la mafia del transporte sobre las calles y avenidas en Panamá.

Vivir en sociedad exige mucho más que las falsas sonrisas, las falsas promesas y los falsos compromisos de los mafiosos que utilizan el aparato del Estado para acrecentar sus riquezas. Los maleantes al frente del volante de los “diablos rojos” tiene sus cómplices en las autoridades. La responsabilidad del desastre y el caos en el transporte, también es compartida por empresarios inescrupulosos importadores de buses y autos que sacan cuantiosos beneficios. La sangre de las víctimas inocentes representan un medio más para el enriquecimiento de la oligarquía. Se trata de un sistema enteramente corrupto que estamos obligados a cambiar, enteramente, desde su raíz.

Los políticos y sus partidos, a base de propaganda y publicidad, tratan de involucrar a la población en una prematura y costosa campaña política-publicitaria . En el fondo, los políticos y sus partidos sólo busca más poder y más control del aparato del Estado para mantenerlo al servicio de sus intereses particulares.

La hipocresía, la mentira y la demagogia es la manta que arropa a los políticos y sus partidos. Los “diablos rojos” no son los únicos demonios que están acabando con la paz, la tranquilidad social y la vida de los panameños. “Los políticos sin escrúpulos no hacen más que actuar de acuerdo con las reglas de juego de un sistema donde el éxito justifica los medios que lo hacen posible, por sucios que sean: las trampas contra el fisco y contra el prójimo, la falsificación de balances, la evasión de capitales, el vaciamiento de empresas, la invención de sociedades anónimas de ficción, las subfacturaciones, las sobrefacturaciones, las comisiones fraudulentas.” (Eduardo Galeano, Patas Arriba: la escuela del mundo a revés.).

En este tiempo de Semana Santa, se desborda la publicidad, la propaganda política y religiosa. La jerarquía hace y promueve ritos masivos alejados del verdadero mensaje de vida de Jesús, el Cristo. Se promueve una Semana Santa anclada en la muerte, marginando la Resurrección y la vida Pascual que es la culminación del mensaje cristiano.

¿Por qué calla la jerarquía ante los desmadres de los “diablos rojos” y otros demonios? El silencio y la tolerancia de la Iglesia frente a los diablos y demonios que causan y promueven la muerte, revela su insensibilidad con la situación del país y su preferencia por los privilegios que le otorga su silencio y su cercanía al poder. Allá los jerarcas y su dios de muerte que tanto celebran y veneran. “El Dios que nosotros adoramos no es un Dios muerto, es un Dios vivo que siente, que actúa, trabaja, conduce esta historia y en él esperamos, en él confiamos. Dios va con nosotros.” ( Monseñor Romero , 9 de marzo de 1980).

Ahora -en campaña electoral prematura- todos los políticos y todos sus partidos se hacen pasar por buenos y honorables. Paladines de la justicia que se abren el pecho, prometiendo solución al caos que impera en el transporte público y privado. Frente al desastre, los que ejercen el poder, miran para un lado y para otro y responsabilizan de la crisis a los gobiernos anteriores. Los desplazados del poder político (la mal llamada oposición), promete lo que no han sido capas de cumplir durante su gestión.

Entre los panameños urge la coherencia de vida. Se impone el rechazo rotundo al sistema de los “baila la vara” de todos los tiempos que ya han empezado a saltar de un partido a otro. La conciencia y la ideología son vendidas y compradas por el mejor postor. Esta política y estos partidos son puro negocio. Los “diablos rojos”, la farsa electoral y sus demonios son caras de una misma moneda: un sistema en donde el valor absoluto es hacer y acumular dinero.

Los panameños estamos llamados a rechazar el circo electoral que tanto llanto provoca en la población. Este es parte del camino que debemos recorrer para enfrentar a los “diablos rojos” y otros demonios andan sueltos arrebatando vidas entre los panameños. No tenemos por que asumir fatalmente la corrupción que nos propone e imponen la partidocracia. Bien nos haría seguir los consejos de Pablo a los Corintios: “Yo no quiero que entren en comunión con los demonios. No pueden beber de la Copa del Señor y de la copa de los demonios. No pueden participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios.”. (I Corintios 10, 20-22).

Colectivo Panamá Profundo

19.03.2008

Créditos:
fotos: Colectivo Panamá Profundo/Héctor Endara Hill

Adicional a la primera parte del texto de arriba.

ULTIMA TRAVESURA DE LOS LLAMADOS "DIABLOS ROJOS"
Resultado de una regata entre dos diablos rojos en horas de la madrugada.
2 personas muertas, un pocotón de heridos y familias llenas de luto y dolor.
La ley está pero no hay quien la aplique correctamente.


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