Miguel Antonio Bernal
Firmada por la viceministra de la Presidencia, he recibido, finalmente, con fecha 15 del pasado la respuesta a mi petición ciudadana mediante la cual solicité “Copia autenticada de las Actas contentivas del Consejo de Gabinete que se realizó el día 15 y el día 16 de diciembre, específicamente en el punto de la escogencia de las dos vacantes de la Corte Suprema de Justicia y los designados…”. Confieso que esperaba una respuesta que atendiera lo solicitado a pesar de que, el secretismo y el ocultismo, son dos piezas fundamentales del actuar de los gobernantes panameños durante los últimos lustros. Sin embargo, dado que este es un Gobierno que durante la campaña juró y perjuró que: “sería diferente, que no ocultaría la verdad, que traería cambios”, etc., consideré que si no tenían nada que ocultar con relación a la selección de los dos magistrados a la Corte Suprema, no debía haber motivo alguno para desatender la respetuosa y ciudadana solicitud. No se les estaba pidiendo nada del otro mundo, simplemente las actas del Consejo de Gabinete en ese preciso punto y nada más. Después de todo, los ciudadanos tenemos derecho a saber cuáles fueron las razones que sirvieron de sustento a los argumentos adelantados por los integrantes del Consejo de Gabinete en ese punto y si, por casualidad, habían participado en esa reunión personas que no formaban parte del Gabinete o que no pueden ser Ministros.
La carta firmada por la Viceministra, y digo firmada, porque dudo que sea ella quien la haya redactado por ser una profesional con sólida formación jurídica, es una verdadera pieza de falta de "glasnost". "Glasnost" es una palabra rusa que significa transparencia, publicidad, que fuese acuñada hace 25 años por Mijail Gorbachov como parte de su política de manejo público y abierto de los asuntos del Estado en la entonces Unión Soviética.
“La publicidad de los actos de gobierno es un elemento esencial de la democracia porque los gobernantes administran cosa ajena y los propietarios de ella deben ser informados de la forma en como se gestionan sus intereses, Es un derecho del pueblo, por tanto, conocer la marcha de las cuestiones del Estado. La transparencia satisface ese derecho, aparte de favorecer la moralidad política y administrativa. La transparencia, aunque entonces no se llamaba así, fue una de las conquistas de las revoluciones del siglo XVIII: estableció como principio la publicidad de los actos de Gobierno. Ellos deben ser cristalinos. El absolutismo, primero, y el totalitarismo, después, impusieron un encubrimiento institucional y sistemático de la gestión pública, Solo los miembros de la camarilla podían conocerla, no hubo en aquellos tiempos el más mínimo destello de transparencia. Esto, como es lógico, fomentó la corrupción gubernativa y el abuso del poder.”, nos dice la página 468 de la Enciclopedia Política de Rodrigo Borja.
La Viceministra, en la carta que me escribió LCHC/SB, me negó lo solicitado porque –asevera- es información “de acceso restringido”. De igual manera, sin duda, harán con el pantano de corrupción del FIS y con todo lo que les convenga ocultarnos. Menos mal que: “Ahora le toca al pueblo”, porque de lo contrario, se imaginan ustedes ¿en qué cavernas nos pondrían a vivir?
La carta firmada por la Viceministra, y digo firmada, porque dudo que sea ella quien la haya redactado por ser una profesional con sólida formación jurídica, es una verdadera pieza de falta de "glasnost". "Glasnost" es una palabra rusa que significa transparencia, publicidad, que fuese acuñada hace 25 años por Mijail Gorbachov como parte de su política de manejo público y abierto de los asuntos del Estado en la entonces Unión Soviética.
“La publicidad de los actos de gobierno es un elemento esencial de la democracia porque los gobernantes administran cosa ajena y los propietarios de ella deben ser informados de la forma en como se gestionan sus intereses, Es un derecho del pueblo, por tanto, conocer la marcha de las cuestiones del Estado. La transparencia satisface ese derecho, aparte de favorecer la moralidad política y administrativa. La transparencia, aunque entonces no se llamaba así, fue una de las conquistas de las revoluciones del siglo XVIII: estableció como principio la publicidad de los actos de Gobierno. Ellos deben ser cristalinos. El absolutismo, primero, y el totalitarismo, después, impusieron un encubrimiento institucional y sistemático de la gestión pública, Solo los miembros de la camarilla podían conocerla, no hubo en aquellos tiempos el más mínimo destello de transparencia. Esto, como es lógico, fomentó la corrupción gubernativa y el abuso del poder.”, nos dice la página 468 de la Enciclopedia Política de Rodrigo Borja.
La Viceministra, en la carta que me escribió LCHC/SB, me negó lo solicitado porque –asevera- es información “de acceso restringido”. De igual manera, sin duda, harán con el pantano de corrupción del FIS y con todo lo que les convenga ocultarnos. Menos mal que: “Ahora le toca al pueblo”, porque de lo contrario, se imaginan ustedes ¿en qué cavernas nos pondrían a vivir?
Viernes 22 de enero de 2010
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