Un mundial como el mundo
Un gol hecho en "fuera de juego" no es gol, regalo a Argentina en el partido contra México, y un golazo de Inglaterra contra Alemania anulado por los "infalibles" árbitros de la "infalible" FIFA. En ambas burradas sobresalta la prepotencia de una organización que hace muchos años viene cambiando el deporte, el espectáculo y la diversión por el negocio duro y puro. Como pasa en el mundial, pasa en el mundo. Los amos y señores del poder ponen las reglas y después se burlan de ellas y las violan olímpica y reiteradamente.
En ninguno de los dos casos señalados se trata de apreciación… de fallas humanas de los árbitros o de "metidas de pata", como diría el mandamás de acá. Aún sin la contundente ayuda de la tecnología y de la abundante repetición de tomas televisivas, desde múltiples ángulos, desde acá, y desde cualquier parte del mundo y desde el primer instante, se pudo apreciar que hubo gol legítimo de Inglaterra y que Argentina estaba fuera de juego. A los argentinos le dieron lo que mal hicieron y a los ingleses le quitaron lo que bien hicieron.
La FIFA , la infalible, se equivoca una y otra vez. Como las decisiones de los árbitros son inapelables, se patentiza el absurdo y el abuso. Algunos árbitros se comportan como la gran mayoría de los presidentes. El robo y la violación de las propias reglas del fútbol por parte de las propias autoridades, condiciona y determina la suerte de determinados partidos.
La sospecha necesaria la acompañamos de realidades patentes. ¿Cuántos alemanes viven en Sudáfrica? La pasión por el fútbol que despierta el equipo argentino rebasa con creces la que despierta los mexicanos. Porqué no sospechar entonces de una "ayudita" amparada en "supuestos desatinos" de los árbitros, para mantener el espectáculo en los altos niveles de rentabilidad, que al fin y al cabo, es lo que realmente interesa en estos mundiales.
Como el opio, religión y fútbol, idiotizan y contaminan hasta el punto de hacer perder la objetividad. La pasión llega a niveles de taquicardia en partidos aburridos hasta el cansancio. ¿Qué decir de las transmisiones de la televisión local y la farándula de analistas, también locales, con los sopotocientos anuncios, sólo interrumpidos por narraciones para invidentes y por el extendido y viciado grito de goooooooooool.
Veo en algunas actuaciones del negocio del mundial, las mismas, sucias y vulgares actuaciones que se dan en el negocio mundial de la politiquería. Martinelli, al ser cuestionado por la ley chorizo en una entrevista, se da el tupé de señalar que: "Acepto la crítica y creo que tienen toda la razón. Acepto que esa no era la mejor forma. Acepto que esa no era la mejor forma de cambiar una ley, en una ley de una cosa poner otras cosas. Pero eso siempre se ha hecho, pero eso no excluye que estuvo mal. Pero pensar que iba a cambiar esas leyes una por una, me quedo cinco años y no lo termino. Este país tiene que cambiar y tiene que evolucionar." ( La Prensa , 28 de junio de 2010).
Nadie más conciente que el portero alemán para saber que le habían metido un gol… sin titubear, agarró el balón para engañar, mentir, embaucar, timar, estafar, robar y hurtar el legítimo gol que le habían propinado. Lo mismo hizo el argentino Carlos Tevez con su ilegítimo gol realizado fuera de juego. Claro que en ambos casos contaron con la complicidad de las autoridades. El línea y el árbitro central dieron como válido lo ilegitimo, mientras hacían mutis para negar la legitimidad.
Héctor Endara Hill
hector@panamaprofundo.org
28.06.2010
AGREGO, se comenta que el director de la FIFA ha raíz de estos sucesos ha prohibido que se hagan repetición de las jugadas dudosas en la televisión de los estadios. Un poco más de la prepotencia.
Puede leer este y otros artículos de Héctor Endara Hill visitando el siguiente sitio.
http://www.panamaprofundo.org/boletin/palabra/un-mundial-como-el-mundo.htm
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